sábado, 5 de abril de 2008

El mail de La Balanza


Hoy leí el mail de La Balanza. Cuenta que una mujer le pide al almacenero que le fíe y éste le responde que no. Un señor que ahí estaba se ofreció a pagar lo que la señora llevara. La señora coloca un papel en la balanza y el plato baja como si hubieran colocado algo pesado. Luego de cargar en el otro plato de la balanza con las cosas que necesitaba y dárselas a la señora, el almacenero tomó el papel del plato y lo leyó: “Querido Señor, tú conoces mis necesidades y yo voy a dejar esto en tus mano”…
A continuación, pide que te detengas para hacer una oración. Una sencilla y sincera oración.
Me quedé pensando y me pasaron tantas cosas por la mente…
Después de un instante pedí: que para seguir creyendo en Dios necesito ver a mi familia bien, feliz, con salud, con trabajo, unida. “Señor tú sabes cuánto los amo y voy a dejar mi familia en tus manos”.
Se que todos tenemos que colaborar para que la familia funcione, pero también se que necesito creer que Dios los cuida.

En mis momentos de soledad y descanso, pienso: que rápido pasa la vida y que poco hice en ella. A veces no estoy conforme de lo que hice, y me cuestiono por qué no hice tal o cual cosa. Trato de reflexionar sobre los pasos que he dado y los que no me animé a dar. Me pregunto si soy cobarde o atrevida, si soy precavida o impulsiva, o si Dios quiere que sea así. Como dice el dicho: “Dios sabe por qué lo hace” o “Dios quiso que fuese así”. Será verdad? No nos estamos engañando a nosotros mismos? No será que buscamos excusas para no enfrentar las cosas?
No se, sólo se que me siento en deuda con mi vida por lo que no me animé hacer. Y que lo que pasó, pasó, no se puede volver atrás.
Tengo miedo de llegar al fin de mis días y no haber vivido todo lo quise vivir.
Quiero llegar al fin de mi vida y estar rodeada de la gente que me quiera por lo que fui.
De algo estoy segura, nunca jodí a nadie para vivir mejor.

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